Porque tanto el profeta como el sacerdote son profanos. Los sacerdotes, con su formalidad e hipocresía, profanaron las ordenanzas de Dios que fueron designados para administrar; y los profetas, con sus mentiras, sus falsas doctrinas y sus prácticas corruptas, profanaron la palabra de Dios que pretendían dar a conocer. Sí, en mi casa he hallado su maldad: dice el Señor. Incluso en mi templo, donde se reúnen con el pretexto de adorar y honrarme, dicen y hacen muchas cosas contrarias a mi ley, y son culpables de varios actos de violencia. blasfemia e inmoralidad. Estos profanadores de cosas sagradas fueron antes Ofni y Finees. Por tanto, su camino será como caminos resbaladizos En el cual no caminarán con firmeza, seguridad o satisfacción, o fracasarán y perderán todos sus designios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad