¡Ojalá supiera dónde encontrarlo! A saber, Dios, como bien sabían sus amigos. Tú me aconsejas que me familiarice con él, nada deseo tanto como su conocimiento y presencia; ¡pero Ay! esconde su rostro de mí, para que no pueda verlo ni acercarme a él. Para que yo pudiera ir incluso a su asiento, a su trono o asiento judicial, para defender mi causa ante él. Ordenaría mi causa Declararía en orden las cosas que conciernen a mi causa, la pondría en una luz verdadera y mostraría la justicia de ella, y eso ante él , que escudriña mi corazón. Y llenar mi boca de argumentos Para probar mi sinceridad e inocencia hacia él, y en consecuencia, que mis amigos me acusen falsamente. Sabría lo que me diríaSi me descubriese algún pecado secreto por el que contiende conmigo, me humillaría ante él y aceptaría el castigo de mi iniquidad.

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