Los hombres Es decir, los príncipes. Sus víveres Para que pudieran examinar la verdad de lo que decían. No preguntaron en boca del Señor, como debieron haber hecho en todas esas ocasiones tan importantes. Por eso se les acusa de imprudencia y negligencia en su deber. Porque aunque es probable, si Dios hubiera sido consultado, habría consentido en que se perdonara a los gabaonitas; sin embargo, debería haberse hecho con más precaución y con la obligación de abrazar la religión verdadera. En todo asunto de importancia debemos llevar a Dios con nosotros y consultarlo con su palabra y oración. Muchas veces nuestros asuntos fracasan porque no pedimos consejo de boca del Señor. Si lo reconociéramos en todas nuestras formas, serían más seguras, fáciles y exitosas.

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