Si el Señor se complaciera en matarnos El razonamiento de la esposa de Manoa aquí es muy justo y muestra que fue una mujer de buen entendimiento. De hecho, ambos parecen haber sido personas de piedad eminente que, en medio de la corrupción y la idolatría prevalecientes de su pueblo, mantuvieron su integridad y se adhirieron a la adoración y al servicio del Dios verdadero. Y Dios siempre está atento a ellos, concediéndoles favores peculiares y comunicando bendiciones a su iglesia y al mundo, a través de sus medios. Tampoco, como en este momento, nos habría dicho tales cosas. Esta expresión parece tener cierto énfasis en ella, para realzar la misericordia de Dios para con ellos, como si se les concediera en un tiempo de tan grave calamidad; y en un tiempo en que la palabra del Señor era preciosa y no había visión abierta.

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