Ni ningún extraño en la nación o religión, de cualquier tipo. Porque aunque no los obliguen a someterse a su religión, sin embargo, podrían restringirlos del desprecio público de las leyes judías y de la violación de las leyes naturales, que, además de la ofensa contra Dios y la naturaleza, eran materia de mal ejemplo. a los propios israelitas.

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