El adúltero y la adúltera ciertamente moriránEl adulterio, por muy a la ligera que lo consideren los hombres que han perdido todo sentido de la virtud y el honor, no sólo lo ha hecho bajo la economía mosaica, sino también por varias otras naciones civilizadas; considerada una maldad capital. Por las antiguas leyes de Solón, el marido estaba autorizado a matar al adúltero y a la adúltera, si los encontraba en el hecho; o si no optaba por proceder con esa severidad, podría sacarles los ojos. También entre los egipcios se castigaba a los adúlteros con la mayor severidad. Si una mujer era incitada a cometer adulterio, le cortaban la nariz y el hombre recibía mil golpes con varas. Con el mismo propósito, según las leyes romanas, el adúltero podía ser condenado a muerte si se lo tomaba en el acto. Considerando la naturaleza atroz y las consecuencias fatales de este vicio, no debemos extrañarnos mucho si, en estados bien regulados, se ha castigado con la muerte. Según nuestras leyes, un hombre perderá la vida por robarle a otro unos pocos chelines; pero, ¿qué proporción hay entre robarle a un hombre una suma de dinero e invadir su propiedad en lo que a menudo aprecia con más ternura que la comodidad, la abundancia, el honor e incluso la vida misma?

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