Él trajo el carnero. De esta manera le dieron a Dios la gloria de este gran honor que les había sido puesto, y le devolvieron la alabanza por ello; y también significó el dedicarse ellos mismos y todos sus servicios al honor de Dios. Así, Pablo agradeció a Jesucristo por ponerlo en el ministerio y se dedicó a sí mismo y a todo lo que tenía a su servicio.

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