Entonces dijeron: Les restauraremos, es decir, las casas y las tierras; y no exija nada, no exija interés. Así obtuvo una promesa de ellos, y luego procedió a ponerlos bajo la obligación de un juramento de hacer lo que habían prometido. Entonces llamé a los sacerdotes como testigos; para que el juramento hecho ante los sacerdotes, que actuaron en nombre de Dios, produjera una impresión más profunda y duradera en sus conciencias.

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