Así que los levitas acallaron al pueblo cuyas pasiones, una vez elevadas, no pudieron calmarse muy pronto. Diciendo: Calla, porque el día es santo. Deja de llorar y llorar, y convierte tus lamentaciones en acciones de gracias. Y la gente se fue a comer, etc. Se calmó el llanto y cumplieron las instrucciones que se les dieron. Porque entendieron las palabras que les fueron declaradas Porque ahora conocían la voluntad de Dios, y su propio deber, que estaban resueltos a practicar. Esto les dio un motivo de esperanza y confianza en la misericordia de Dios y, en consecuencia, de una alegría justa y grande.

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