Por sorteo La cantidad de tierra, al parecer, debía asignarse de acuerdo con el número de cada tribu, pero la situación debía determinarse por sorteo, tanto para las tribus como para los individuos. Por ejemplo, se determinó por sorteo cuál de las tribus heredaría en el sur, cuál en el norte, etc. Pero en ese barrio donde caía su suerte, se les asignaba una porción mayor o menor de tierra, según la bondad del suelo, y en la proporción en que eran más o menos numerosos. Por estos medios se eliminó todo motivo de disputa entre las diversas tribus, y cada uno consintió en su porción, según lo asignado por Dios mismo, a quien se hizo la apelación por sorteo.

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