Trece novillosAsí continuaron ofreciéndose siete días sucesivamente, con la disminución de sólo un becerro cada día, hasta que en el séptimo día sólo se ofrecieron siete becerros, que en total fueron setenta becerros. Los carneros también tenían una proporción doble de lo habitual. Esta fue una carga enorme, pero más fácil en esta época del año que en cualquier otra; porque este era un tiempo de ocio y abundancia; ahora sus graneros estaban llenos, sus lagares rebosantes, y sus corazones estaban llenos de gozo y gratitud a Dios por las bendiciones de la cosecha. Sin embargo, este servicio problemático y costoso hizo de su religión un yugo muy doloroso, bajo el cual los mejores hombres entre ellos gimieron, anhelando la venida del Mesías, cuando sus propios médicos han dicho que no quedarán sacrificios sino los de acción de gracias, alabanza y oración.

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