Cada propósito es establecido por un consejo: "La temeridad echa a perder los mejores diseños, que deben llevarse a cabo con prudencia y con buenos consejos, si queremos que tengan éxito". Y con buenos consejos, haz la guerra. Las expediciones bélicas no deben emprenderse sin una gran deliberación. Se debe considerar con madurez si la guerra debe comenzar o no; si es justo, si es prudente. Y, cuándo se inicia, cómo y mediante qué artes, se puede llevar a cabo con éxito: porque la habilidad es tan necesaria como el coraje. Ir a la justicia es una especie de ir a la guerra y, por lo tanto, no debe hacerse sin un buen consejo.

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