No te preocupes por los hombres malvados Por su presente impunidad o buen éxito. Porque no habrá recompensa para el hombre malo. Todas sus esperanzas y felicidad perecerán rápida y eternamente, y él no tendrá parte de esas sólidas felicidades y benditas recompensas de otra vida, que tú disfrutarás. Por tanto, no tienes por qué envidiarle. La vela de los impíos se apagará. Todo su consuelo y su gloria cesarán.

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