Bendecid a nuestro Dios, pueblo de otras naciones, que han servido o todavía sirven a otros dioses. Quien tiene nuestra alma en vida Quien por una sucesión de milagros de misericordia nos ha preservado con vida en medio de mil muertes, a las cuales fuimos expuestos; y nos ha devuelto la vida, cuando, como nación, éramos como muertos y huesos secos, esparcidos a la boca del sepulcro. Y no permite que se muevan nuestros piesEs decir, para caer en el mal y la ruina total, como lo diseñaron nuestros enemigos. Pero las palabras del salmista aquí no deben interpretarse exclusivamente como bendiciones públicas y nacionales. Todos debemos, como individuos, recordar y reconocer nuestras obligaciones diarias y horarias para con él, quien nos dio nuestro ser al principio, y mediante un acto de renovación constante nos sostiene en el ser. Y, cuando estamos a punto de desmayarnos y perecer, él restaura nuestra alma y la pone, por así decirlo, en una nueva vida, impartiendo nuevos apoyos y comodidades. Somos propensos a tropezar y caer, y estamos expuestos a muchos accidentes y desastres destructivos, así como a enfermedades mortales; y en cuanto a estos también estamos protegidos por el poder divino; no permite que se muevan nuestros pies, en el sentido de que previene muchos males imprevistos, de los que nosotros mismos no estábamos conscientes de nuestro peligro. A él le debemos el hecho de que, mucho antes de esto, no hemos caído en una ruina sin fin.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad