Introducción del libro - Ezekiel

Ezequiel fue llevado a Babilonia entre la primera y última deportación de Judá (2 Reyes 24:11). Como Daniel y el apóstol Juan, él profetizó desde la tierra, y su profecía, como la de ellos, sigue el método del símbolo y la visión. A diferencia de los profetas anteriores al exilio, cuyo ministerio era principalmente para Judá o el reino de diez tribus, Ezequiel es la voz de Jehová para "toda la casa de Israel".

Hablando en términos generales, el propósito de su ministerio es mantener ante la generación nacida en el exilio los pecados nacionales que habían llevado a Israel tan bajo (por ejemplo, Ezequiel 14:23); para sostener la fe de los exiliados mediante predicciones de restauración nacional, de la ejecución de la justicia sobre sus opresores y de la gloria nacional bajo la monarquía davídica.

Ezequiel está en siete grandes versos proféticos indicados por la expresión: "La mano del Señor estaba sobre mí". (Ezequiel 1:3; Ezequiel 3:14; Ezequiel 3:22; Ezequiel 8:1; Ezequiel 33:22; Ezequiel 37:1; 26.40.1).

Las divisiones menores se indican en el texto.

Los hechos registrados en Ezequiel cubren un período de 21 años (Ussher).

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