El Señor juzgue, etc. - Estas palabras, dichas por David a Saúl, cuando estuvo en su poder quitarle la vida, la mayoría de los hombres admitirán, no implicaban que David deseara o deseara que Dios lo vengara de Saúl, sino fue una declaración, del espíritu de profecía, que DIOS lo haría. Pero estas expresiones son tan frecuentes en las Escrituras, y con tales circunstancias y agravamientos, que muchos creen que están literalmente intencionadas; y aunque el Evangelio ha ordenado lo contrario, según la ley, no solo era costumbre y práctica de los hombres piadosos orar por la conversión, sino también por la confusión de los impíos e impenitentes, cuya prosperidad confirmaba a los hombres en su injusticia, y fue una deshonra para Dios.

David, consciente de su inocencia, remite su causa a Dios, el juez justo; dispuesto a dejarlo enteramente a su justa recompensa, y decidido a no juzgar por sí mismo, o ejecutar su venganza sobre su enemigo, cuando tenía a ese enemigo en su poder: y ciertamente, quienquiera que compare los versículos 12 y 15 juntos, verá que el segundo es explicativo del primero. La venganza en el uno es la defensa de su causa; y librándolo de la mano de Saúl, en la otra.

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