Una mujer de Tecoa, por consejo de Joab, acude al rey y, bajo una historia ficticia, lo persuade de que vuelva a llamar a Absalón: el rey le da permiso a Joab para traer de vuelta a Absalón a Jerusalén, quien permanece allí durante dos años, antes de que es admitido en presencia del rey.

Antes de Cristo 1029.

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