Además, Ahitofel le dijo a Absalón: Ahitofel, consciente de las ventajas del despacho, aconsejó una persecución inmediata de David, sin permitirle que respire de las fatigas por las que acababa de pasar; y su consejo justifica bien el carácter que se le da en las Escrituras. En sus diversas partes, se ajustaba admirablemente tanto a las inclinaciones como al interés de su alumno.

Se consignó él a su placeres, cap. 2 Samuel 16:22 y asumió todo el peligro; y al mismo tiempo liberó a sus pequeños restos de humanidad de la necesidad de impregnar sus propias manos en la sangre de su padre.

Su incesto era, por el momento, suficiente culpa personal. Ese acto de ultraje haría desesperada la reconciliación de Absalón con su padre; y mientras satisfacía su malvado apetito, Ahitofel, con un grupo elegido, perseguía y sorprendía a David. Nada podría ser más sabio o más perverso. De hecho, fue como el consejo de un oráculo, pero muy diferente del dictado por el Espíritu de Dios; y sin embargo, por horrible que fuera, agradó a ese vil hijo y a sus asociados.

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