Me levantaré y perseguiré a David. Parece que era tanto un soldado como un consejero. O, al menos, pensó que su consejo estaba tan seguro de tener éxito que se ofreció a ejecutarlo. Probablemente también temía que si Absalón mandaba a los hombres él mismo, prevaleciera en él el afecto natural para salvar a su padre y no quitarle la vida; o, tal vez, incluso llegar a un acuerdo entre ellos, y así dejarlo en peligro de ser llamado a rendir cuentas por su rebelión.

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