Moisés dejó partir a su suegro — Véanse Números 10:29 ; Números 10:36 de donde aparece, que Moisés tenía la más alta opinión de Jetro, y un ferviente deseo de haberlo retenido, observando, en términos muy fuertes, que pudiera ser para ellos en lugar de ojos; y, de hecho, a partir de este espécimen, uno no puede dejar de tener una gran idea del valor y la sabiduría de Jethro. Se observa que los recabitas, cuya piedad y virtud Jeremías (cap. 35 :) tanto elogia, procedían del país de Jetro (véase 1 Crónicas 2:55.) quien siendo, como hemos comentado, un verdadero creyente antes, fue, sin duda, más celoso para apoyar y propagar la fe correcta del conocimiento que ahora adquirió de la interposición milagrosa de Dios por Israel. No tenemos más información sobre qué fue de Séfora y sus hijos. El desinterés de Moisés se manifiesta a lo largo de su historia: concentrado en los intereses del pueblo de Israel, nunca parece tener a la vista el engrandecimiento de su propia familia.

REFLEXIONES.— Moisés fue su legislador y juez, así como su libertador; y fiel fue en el encargo que le fue encomendado.

1. Observe cómo se le emplea para decidir en todos los asuntos de controversia y para informarles en todos los casos dudosos acerca de la voluntad de Dios; de fácil acceso, diligente y laborioso en su oficina, y nunca desviado de las llamadas de los negocios por ninguna afición. Cuanto más grande es un hombre, más útil debe esforzarse por ser. El servidor del público no debe buscar su propio placer, sino el bien del pueblo.
2. La observación de Jethro a continuación. Era un inconveniente para la gente y demasiado para él.

El exceso de negocios fue acompañado con demoras, y la grandeza de la fatiga lo mataría pronto. Nota; (1.) Un ministro celoso a veces tiende a olvidar que sus huesos no son de bronce, ni sus tendones de hierro, y aun haciendo el bien puede destruirse a sí mismo; pero esto no es para la gloria de Dios ni para el bien del pueblo. La continuación de su vida y ministerio es más deseable; y Dios es un maestro demasiado grande para necesitarlo, y un maestro demasiado bueno para exigirnos que trabajemos por encima de nuestras fuerzas.

3. El consejo de Jetro y la aprobación de Moisés. En consecuencia, los jueces se nombran en varias divisiones y en subordinación entre sí. Nota; Como tenemos motivos para estar agradecidos por la administración de justicia, es un privilegio más que tenemos el derecho de apelar ante tribunales superiores, donde las determinaciones incorrectas pueden revertirse y la equidad suaviza el rigor de la letra de la ley.

4. El regreso de Jethro. Es agradable estar con nuestros amigos, pero tenemos visitas en casa que exigen nuestra presencia, y luego podemos separarnos con consuelo, cuando, como Moisés y Jetro, nos hemos beneficiado de la conversación del otro.

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