Tome una lamentación, etc.— Esto alude a los cantos melancólicos que se usan en los funerales, de los que hablamos en nuestro comentario sobre las Lamentaciones; y donde las mujeres contaban todo lo que era valioso o digno de alabanza en el difunto, y luego lamentaban su pérdida. Aunque en verdad el profeta se detiene más en el castigo denunciado contra este lugar, que en lamentar su calamidad, y más bien suscita terror que lástima; sin embargo, a pesar de esto, sigue el plan y la forma de esos cantos fúnebres. Pues relata, como es habitual en esas composiciones, la gloria, el poder y las riquezas anteriores de Tiro, y, mediante el contraste, aumenta la grandeza de sus calamidades. Vea la 23ª Prelección del Obispo Lowth.

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