Reúnanse: Jacob recibió una doble bendición, espiritual y temporal, la promesa de la tierra de Canaán y la promesa de la simiente en la que todas las naciones de la tierra serían bendecidas; las cuales se hicieron promesas primero a Abraham, luego se repitieron a Isaac y luego se confirmaron a Jacob; y Jacob, un poco antes de su muerte, lega lo mismo a sus hijos. La bendición temporal, o herencia de la tierra de Canaán, podría ser compartida y dividida entre todos sus hijos; pero la Simiente bendita sólo podía descender de una; y Jacob en consecuencia asigna a cada uno una porción en la tierra prometida, pero limita el descenso del Mesías a la tribu de Judá, y al mismo tiempo, bosqueja el carácter y la suerte de todas las tribus. Obispo Newton.

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