Quince codos hacia arriba: es decir, quince codos, o veintidós pies y medio, hacia arriba o por encima de las montañas más altas. Queda claro, como pueden dejarlo las palabras, a partir de este y de los versículos anteriores y posteriores, que el diluvio fue universal y, según la opinión de algunos, no se limitó únicamente a una determinada zona del país.

Uno de nuestros filósofos más célebres observa que la lluvia de cuarenta días y cuarenta noches será una parte muy pequeña de la causa de un diluvio como el que describe Moisés. Por suponer que llueve en todo el mundo tanto en cada día, como ahora se encuentra en uno de los condados más lluviosos de Inglaterra en todo el año, a saber. unas cuarenta pulgadas de agua al día, cuarenta de esos días podrían cubrir toda la tierra con sólo unas veintidós brazas de agua, que sólo ahogarían las tierras bajas junto al mar: pero la mayor parte escaparía. Por lo tanto, dice, podemos razonablemente concluir que por la apertura de las ventanas del cielo se entiende una caída extraordinaria de aguas del cielo, no como lluvia, sino en un gran cuerpo; como si el firmamento, supuesto por Moisés para sostener un mar supra-aéreo,se había roto y, al mismo tiempo, el océano fluía hacia la tierra para cubrirlo todo de agua. Ver Phil. Trans. resumido, vol. 6: parte 2: pág. 1. Quizás la lluvia continua ordinaria durante cuarenta días y cuarenta noches resultaría adecuada al efecto, si este filósofo asimilara, como lo hace al final, la ruptura del gran abismo y la unión de sus aguas con las de arriba.

El lector encontrará una gran satisfacción al consultar las disertaciones octava y novena de Saurin.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad