Después de eso, Ananías y Safira su esposa, por su hipocresía, a la reprensión de Pedro, habían caído muertos, y que los demás apóstoles habían obrado muchos milagros, para el aumento de la fe; los apóstoles fueron nuevamente encarcelados, pero fueron liberados por un ángel; invitándoles a predicar abiertamente a todos: cuando, después de haber enseñado en consecuencia en el templo y ante el concilio, estuvieran en peligro de ser asesinados; pero por consejo de Gamaliel, un gran consejero entre los judíos, sus vidas fueron preservadas bajo la providencia de Dios, y solo fueron golpeados: por lo cual glorificaron a Dios, y no cesaron de predicar ningún día.

Anno Domini 33.

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