Sin embargo, el cabello de su cabeza comenzó a crecer de nuevo. Debemos entender por esto, no simplemente eso, que el cabello de Sansón volviera a crecer, y de ese modo recobró su fuerza; pero que, consciente, sin duda, de su locura e imprudencia, renovó su voto de nazareo, y en un estado de penitencia imploró el perdón de ese Dios a quien tan gravemente había ofendido.

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