Sion lamenta su miserable estado; ella confiesa sus pecados. Edom está amenazado. Sion se consuela.

Antes de Cristo 588.

EL profeta contrasta, en varios casos conmovedores, las circunstancias miserables y deplorables de la nación judía con el estado floreciente de sus asuntos en tiempos pasados; y atribuye el cambio infeliz principalmente al libertinaje de sus sacerdotes y profetas, que había atraído sobre ellos el aborrecimiento universal de Dios y del hombre. El pueblo procede a lamentar su condición desesperada y, de manera particular, el cautiverio de su soberano. El juicio de Edom se pronosticó por fin, junto con el cese definitivo de las calamidades de Sion.

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