La celebraréis como fiesta para el Señor siete días al año. Estos días se pasaron en gran fiesta y gozo; la parte más alta consistió en sacar y derramar agua: los talmudistas dicen de esto, que quien nunca vio el regocijo de sacar agua, no sabe lo que es regocijarse. Se cree que esta costumbre fue en memoria del agua milagrosa que fluyó de la roca en el desierto; e indudablemente era figurativo de la gracia del evangelio; ver Zacarías 14:16 . Durante esta ceremonia se cantaron las palabras de Isaías 12:3 ; Con gozo sacaréis agua de los pozos de la salvación: a lo que se cree aludió nuestro Salvador, cuando clamó en el templo, en el último día de esta solemnidad;Si alguno tiene sed, venga a mí y beba; el que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva, Juan 7:37 . Es probable que los paganos derivaran sus fiestas en honor a Baco de esta fiesta de los judíos.

REFLEXIONES.— Los dolores del arrepentimiento son los precursores ciertos de la paz y el gozo en la fe. La humillación del día de expiación preparado para la fiesta de los tabernáculos, una de las tres grandes fiestas, celebrada durante ocho días, con toda expresión de alegría, con muchos sacrificios y dos días de solemne convocación. Durante siete días vivieron en cabañas, hechas con ramas de árboles; el octavo fue un día santo de descanso y alegría. Así recordaron su larga morada en tiendas en el desierto, y el cuidado de Dios de ellos allí: y como los frutos de todo el año ahora estaban recogidos, esto se sumó a su agradecimiento.

Nota; (1.) Cuando lleguemos a nuestra verdadera tierra de reposo, siempre alegrará nuestro corazón con una gratitud peculiar, recordar las dificultades que hemos soportado en el desierto y de las cuales el Señor nos liberó. (2.) Si el gozo de la cosecha fue tan grande, ¡cuánto mayor será nuestro gozo cuando cosecharemos la cosecha de la gloria eterna! (3.) Nosotros, en este mundo, vivimos en cabañas, pero dentro de unos días regresaremos a nuestra casa, que es del cielo, y entonces el gozo eterno estará sobre nuestras cabezas.

Estas solemnidades se celebraban anualmente, además de sus sábados y ofrendas voluntarias; porque nada debe interrumpir nuestros deberes ordinarios, y nunca se nos impide agregar más porción de nuestro tiempo y sustancia al servicio inmediato de Dios, si encontramos que nuestro corazón se inclina y nuestras circunstancias nos lo permiten.

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