Para que no haya ira— El servicio de los levitas, con respecto al tabernáculo, mencionado en los versículos anteriores, se ordena aquí particularmente, que coloquen sus tiendas alrededor de él, para que nadie se acerque más de lo permitido, y así incurrir en la ira o el disgusto Divino.

REFLEXIONES.— 1º, Cuando los israelitas estaban a punto de marchar, debían ser reglamentados. El orden en un ejército es lo último en importancia. Los que fueron comandados fueron expeditos en su trabajo y en menos de tres semanas se completaron la revisión y el registro. El celo por servir a Dios hace que el trabajo sea rápido. Cada tribu dio cuenta de sus familias; cada familia, de las casas; cada casa, el número y la edad de los varones. Y en su número vemos las profecías eminentemente cumplidas, en el aumento de Judá, en Efraín que superó a Manasés, y en Rubén, aunque el mayor, siendo inferior a muchos otros. De esta manera, podrían confirmar su fe en las promesas futuras, al ver el cumplimiento de las predicciones pasadas.

2º, La suma total es exactamente la misma que cuando se numeraron antes, Éxodo 38:26 . Si entonces se contaba a los levitas, tantas de las otras tribus habían alcanzado la mayoría de edad como igual a su número; o los que murieron fueron abastecidos por los que ahora habían cumplido los veinte años. La providencia de Dios sigue manteniendo una proporción entre nacimientos y entierros; y si un santo o ministro militante se ha ido, otro surge en su lugar. Podemos observar aquí,

1. Cuán plenamente cumplió Dios su promesa a Abraham. Contra toda probabilidad humana, la fe espera pacientemente y al fin recibe una respuesta completa.
2. Todos estos, excepto dos, murieron en el desierto por su incredulidad. La muerte, la paga del pecado, causa espantosos estragos; temamos caer en el mismo ejemplo de incredulidad.
3. Cuando el Israel de Dios suba para poseer su herencia en gloria, será una multitud que nadie puede contar.
En tercer lugar, los levitas, que son una especie de guardaespaldas del tabernáculo, no deben contarse con la hueste. Su oficio era derribar y llevar en sus marchas las cosas santas; ni ninguna de las otras tribus, bajo pena de muerte, debe inmiscuirse en sus negocios.

Mientras cada hombre levantaba su tienda bajo su propio estandarte, los levitas acampaban alrededor del tabernáculo para evitar la intrusión profana y estar listos para esperar el servicio. Nota; 1. Debe ser el cuidado de cada ministro restringir a la gente del pecado. 2. Los que son llamados al servicio de Dios, no deben tener otros compromisos, para que puedan entregarse enteramente a la obra del ministerio.

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