Como pájaro errante: el que abandona su país, su morada, su casa, es como un pájaro que abandona su nido. Está expuesto a mil peligros y dificultades. Los judíos estaban muy apegados a su país y no les gustaba viajar. Fueron detenidos dentro de su propio país, primero, por el motivo de su religión, cuyo ejercicio perfecto se limitaba a Palestina; en segundo lugar, por el peligro de la idolatría, que entonces se había extendido por el mundo; y por último, por la bondad de su tierra, que era una de las mejores del universo. No fue sino hasta después de las miserias que sufrieron su nación bajo Nabucodonosor, Salmanassar y luego bajo los romanos, que los vemos obligados a dispersarse por todas partes del mundo.

Algunos aplican este pasaje a los que abandonan su condición y vocación, y por su inconstancia se entregan a las trampas del diablo, que los toma como el cazador toma los pichones que han abandonado sus nidos antes de tiempo. La LXX se lee como cuando se toma un pájaro, cuando abandona su nido; así el hombre queda reducido a la servidumbre cuando abandona su habitación. Vea la parábola del hijo pródigo, Lucas 15 . Calmet.

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