Esa noche. - La noche siguiente a la conversación de Natán con David, cuando la mente del profeta estaría llena de lo que había escuchado, y así se preparó para la comunicación divina. Esa comunicación está claramente marcada como proveniente de una fuente externa al propio profeta, por estar en oposición directa a su propio punto de vista ya expresado.

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