III.

El pensamiento expresado al final del último capítulo se desarrolla en este capítulo, que trata de la supremacía de Dios. El hombre no puede disfrutar más que si se complace en otorgarlo. Él ha preordenado los tiempos y las estaciones de todos los eventos humanos, y el éxito no se puede obtener excepto de conformidad con Su disposición.

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