Todo lo que toque su carne. - Mejor, todo aquel que toque su carne, como acertadamente traduce esta frase en el Levítico 6:18 de este mismo capítulo, donde se explica la Versión Autorizada .

Y cuando se rocía ... - Tan peculiarmente sagrada era la ofrenda por el pecado, que cuando algo de su sangre brotaba por casualidad sobre la ropa del sacerdote oficiante, o sobre el que traía el sacrificio, la mancha que recibía la mancha se había para ser lavados en la habitación del atrio habilitada para este propósito, donde había un pozo que abastecía de agua al santuario, evitando así que la sangre fuera profanada fuera del lugar santo.

Te lavarás. - Es decir, Aarón, a quien primero se le dio la orden, y luego a sus descendientes, los sacerdotes, no al israelita ni al laico.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad