XI.

La tradición que asigna este salmo a David es aceptada por algunos de los más grandes eruditos modernos, pero es difícil asignarlo a cualquier período conocido de su historia. Tanto en sus problemas bajo Saúl como en la rebelión de Absalón, adoptó la huida que este poeta desprecia como indigna de alguien cuya conciencia está limpia y cuya fe en Jehová es segura; y, sin embargo, el tono del salmo es demasiado personal para permitir que se lo tome como meramente representativo de un tipo de carácter, aunque ciertamente permanece como una reprimenda para siempre para aquellos amigos pusilánimes que siempre están dispuestos a aconsejar la huida o el compromiso, incluso cuando están en juego los principios mismos del bien y del mal.

La forma poética es irregular.

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