Versículo 1 Samuel 17:49 . Golpeó al filisteo en la frente. Excepto su rostro, Goliat estaba cubierto por todas partes con una fuerte armadura. O bien no tenía un casco, o bien éste estaba levantado para dejar al descubierto su frente; pero no parece que los cascos antiguos tuvieran ninguna cobertura para la cara. La Septuaginta, sin embargo, supone que la piedra atravesó el casco y se hundió en su frente: Και διεδυ ὁ λιθος δια της περικεφαλαιας εις το μετωπον αυτου, "y la piedra atravesó su casco y se hundió en su cráneo". A algunos esto les ha parecido perfectamente improbable; pero los escritores antiguos nos aseguran que casi nada podía resistir la fuerza de la honda.

Diodoro Sículo, lib. v., c. 18, p. 287, edit. Bipont, dice: "Los baleáricos, en tiempo de guerra, lanzan piedras más grandes que cualquier otro pueblo, y con tal fuerza, que parecen proyectadas desde una catapulta". Διο και κατα τας τειχομαχιας εν ταις προσβολαις τυπτοντες τους προ των επαλξεων εφεστωτας κατατραυματιζουσιν- εν δε ταις παραταξεσι τους τε θυρεους, και τα κρανη, και παν σκεπαστηριον ὁπλον συντριβουσι. Κατα δε την ευστοχιαν οὑτως ακριβεις εισιν, ὡστε κατα το πλειστον μη ἁμαρτανειν του προκειμενου σκοπου. Por eso, en los asaltos que se hacen a las ciudades fortificadas, hieren gravemente a los asediados; y en la batalla rompen en pedazos los escudos, los cascos y todas las especies de armaduras con que se defiende el cuerpo. Y tienen una puntería tan exacta que casi nunca fallan lo que apuntan".

El historiador explica su gran precisión y poder en el uso de la honda, por esta circunstancia: Αιτιαι δε τουτων, κ.τ.λ. "Llegan a esta perfección por el ejercicio frecuente desde su infancia; pues mientras son jóvenes y están bajo el cuidado de su madre, están obligados a aprender a hondar; pues fijan pan como marca en la parte superior del palo; y hasta que el niño golpea el pan debe permanecer en ayunas; y cuando lo ha golpeado, la madre se lo da a comer" -Ibid.

He dado estos pasajes en extenso, porque contienen varios hechos curiosos, y explican suficientemente la fuerza y la precisión con que David lanzó su piedra contra Goliat. Encontramos también en el μη αμαρτανειν, no errar el tiro, del historiador, la verdadera noción de αμαρτανειν, pecar, que he sostenido en otra parte. El que peca, aunque aspira con ello a su gratificación y provecho, yerra el blanco de la felicidad presente y eterna.

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