Y David dijo a Saúl: No desmaye el corazón de nadie a causa de él, Goliat, el valor de nadie debe fallar por su causa, todo el ejército debe dejar a un lado su temor; tu siervo irá y peleará con este filisteo. Fue una simple y modesta oferta para emprender ese combate singular al que Goliath había estado desafiando.

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