Y David dijo a Saúl: No desmaye el corazón de nadie a causa de él; tu siervo irá y peleará con este filisteo.

Ver. 32. No desmaye el corazón de nadie, etc.] Este David habló con tanto valor y confianza, como si ya hubiera puesto los pies en el cuello de ese malvado pagano.

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