Versículo Josué 9:23 . Ahora pues, malditos sois.  ¿No se refiere esto a lo que pronunció Noé, Génesis 9:26 , contra Cam y su posteridad? ¿No implicaba la maldición de Cam la esclavitud, y nada más? Maldito sea Canaán, siervo de los siervos será; y ¿no parece suficientemente que nada más que la esclavitud perpetua está implícita en la maldición de los gabaonitas? Fueron sometidos, sin duda, a tributo; desempeñaron los oficios más mezquinos para los israelitas, estando en las mismas circunstancias que la clase servil de los hindúes llamados los chetres; tuvieron su importancia nacional aniquilada, y sin embargo nunca se les permitió incorporarse a los israelitas. Y podemos suponer razonablemente que éste era el propósito de Dios en relación con todas las naciones cananeas: los que no renunciaban a su idolatría, etc., debían ser extirpados; los que lo hacían, debían ser preservados con vida, a condición de convertirse en tributarios y servir como esclavos.  Deuteronomio 20:17 .

Cortadores de madera y recolectores de agua. La desgracia de este estado no residía en la laboriosidad del mismo, sino en que era el empleo común de las mujeres; si las antiguas costumbres entre el mismo pueblo eran como las que prevalecen ahora. Los viajeros más inteligentes de esos países consideran que recoger leña para combustible y acarrear agua es el trabajo peculiar de las mujeres. Las mujeres árabes de Berbería lo hacen, según el Dr. Shaw. Las hijas de los turcomanos de Palestina se dedican, según D'Arvieux, a recoger leña y agua para el alojamiento de sus respectivas familias. De estas circunstancias el Sr. Harmer razona así: "La amargura de la condena de los gabaonitas no parece haber consistido en la laboriosidad del servicio que se les encomendaba, ya que era habitual que las mujeres y los niños realizaran lo que se les exigía, sino en su degradación del empleo característico de los hombres, el de portar armas, y en condenarlos a ellos y a su posteridad para siempre al empleo de las mujeres. No recibirlos como aliados fue amargo; desarmarlos, que habían sido guerreros, y condenarlos al empleo de mujeres, fue peor; pero extender esta degradación a su posteridad, fue lo más amargo de todo. No es de extrañar que en estas circunstancias se diga que han sido maldecidos". - Obs., vol. iv, p. 297.

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