Versículo 30. Da su mejilla al que hiere. Tiene ese amor que no se irrita. No es pendenciero, ni propenso a resentir las injurias; sufre mucho y es amable. O, puede traducirse, "que dé su mejilla".

Está lleno de oprobio. Aunque todo esto suceda, que su "confianza esté en Dios, a quien no desechará para siempre". Dios tomará su parte y lo llevará a salvo a través de todas las dificultades.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad