Verso Levítico 18:25. La tierra misma vomita a sus habitantes. Se trata de una prosopopeya o personificación muy nerviosa; una figura por la que cualquier parte de la naturaleza inanimada puede ser representada como poseedora de las pasiones y la razón del hombre. Aquí la tierra es representada como un ser inteligente, con un profundo y refinado sentido del bien y del mal moral: la información relativa a las abominaciones del pueblo es llevada a esta tierra personificada, con la que se ve tan profundamente afectada que se produce una náusea, y vomita a sus abominables y malditos habitantes. Era natural que el inspirado plumífero hiciera uso de tal figura, ya que la descripción que se vio obligado a dar de tantas y enormes abominaciones debió afectarle casi de la misma manera en que representa que la tierra se vio afectada.

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