Versículo 34. Echar las suertes -para la ofrenda de leña.  No parece que haya habido ninguna ofrenda de madera bajo la ley. Los netinim se encargaban de conseguirla, y de ahí que se les llamara cortadores de leña y sacadores de agua para la congregación. Pero es muy probable que después del cautiverio se encontraran pocos netinim; pues como éstos, que eran los descendientes de los gabaonitas, eran considerados sólo como esclavos entre los israelitas, sin duda les interesaba tanto o más permanecer en la tierra de su cautiverio que regresar con sus antiguos amos. Como no había suficientes personas para proveer de leña a los fuegos del templo, el pueblo echó a suertes, no ya quién debía suministrar la leña, sino qué clase o distrito debía suministrarla en una época determinada del año, para que hubiera un suministro constante. Un distrito la proporcionaba durante todo un año, o durante el primer mes o año; otro, durante el segundo mes o año; y así sucesivamente. Ahora bien, el sorteo debía determinar qué distrito debía traer el suministro en el primer mes o año; cuál en el segundo; y así sucesivamente. Cuando se traía la leña, se entregaba a los levitas: ellos la cortaban, la preparaban y la apilaban; y cuando la necesitaban, la entregaban a los sacerdotes, cuya tarea era ponerla sobre el altar. Tal vez este suministro de la madera se hacía sólo una vez al año por un distrito, al año siguiente por otro distrito, y así sucesivamente: y este llevar la madera al templo al final se convirtió en un gran día; y se constituyó en una fiesta, llamada por Josefo ξυλοφορια, el transporte de la madera.-Ver De Bell. Jud. lib. ii., cap. xvii., sec. 6, p. 194. Esta fiesta no se menciona en los escritos sagrados: entonces no había necesidad de tal institución, ya que los Nethinim eran suficientemente numerosos.

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