Y echamos suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, sobre la ofrenda de leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en tiempos señalados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley:

Echamos suertes... para la ofrenda de leña. El acarreo de la leña había sido anteriormente obra de los netineos. Pero habiendo regresado pocos de ellos, se les asignó el deber como se indica en el texto. La práctica después cobró gran importancia; y Josefo habla ('Guerras', 2:, 17, sec. 6) de Xylophoria, o ciertos tiempos declarados y solemnes en los que la gente traía leña al templo.

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