Jeremias 4:1-31

1 — Si has de volver, oh Israel, vuelve a mí, dice el SEÑOR. Si quitas tus abominaciones de mi presencia y no divagas;

2 y si juras con verdad, con derecho y con justicia, diciendo, “¡Vive el SEÑOR!”, entonces en él serán benditas las naciones y en él se gloriarán.

3 Porque así ha dicho el SEÑOR a los hombres de Judá y de Jerusalén: — Abran surcos y no siembren entre espinos.

4 Circuncídense para el SEÑOR; quiten el prepucio de su corazón, oh hombres de Judá y habitantes de Jerusalén. No sea que por la maldad de sus obras mi ira salga como fuego y arda, y no haya quien la apague.

5 Declaren en Judá y hagan oír en Jerusalén, diciendo: “¡Toquen la corneta en el país! Pregonen a plena voz y digan: ‘¡Reúnanse y entremos en las ciudades fortificadas!

6 ¡Alcen bandera hacia Sion; busquen refugio y no se detengan’! Porque yo hago venir del norte calamidad y gran quebrantamiento.

7 El león sale de su espesura; se ha puesto en marcha el destructor de las naciones. Ha salido de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades serán devastadas y dejadas sin habitantes.

8 Por eso, cíñanse de cilicio. Lamenten y giman, porque el ardor de la ira del SEÑOR no se ha apartado de nosotros.

9 “Y sucederá en aquel día que desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los magistrados, dice el SEÑOR. Los sacerdotes quedarán horrorizados y los profetas quedarán atónitos”.

10 Entonces dije: “¡Oh SEÑOR Dios! De veras has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: ‘Tendrán paz’, mientras que la espada penetra hasta el alma”.

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: “Un viento caliente viene desde los cerros del desierto en dirección de la hija de mi pueblo, pero no para aventar ni para limpiar.

12 Un viento más fuerte que estos viene de parte mía. Ahora también yo declararé juicios contra ellos”.

13 He aquí que subirá como las nubes y sus carros son como torbellino. Sus caballos son más veloces que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque somos devastados!

14 Lava de maldad tu corazón, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás permanecer en medio de ti tus planes de iniquidad?

15 Porque ya se oye la voz del que trae las noticias desde Dan y del que informa de la calamidad desde la región montañosa de Efraín.

16 Anuncien a las naciones; he aquí, hagan oír en Jerusalén: “Vienen guardias de tierra lejana y alzarán su voz contra las ciudades de Judá.

17 Como guardias de campo estarán alrededor de ella, porque se rebeló contra mí”, dice el SEÑOR.

18 Tu camino y tus transgresiones te han acarreado esto. Esta es tu desgracia. ¡Cuán amargo! Porque llegó hasta tu corazón.

19 ¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las paredes de mi corazón. Se conmociona mi corazón dentro de mí. No callaré, oh alma mía, porque lo que has oído es el sonido de la corneta, el pregón de guerra.

20 Quebranto sigue a quebranto, porque toda la tierra es devastada. ¡De repente son devastadas mis moradas; en un momento, mis tiendas!

21 ¿Hasta cuándo habré de ver la bandera y tendré que oír el sonido de la corneta?

22 Porque mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.

23 Miré la tierra, y he aquí que estaba sin orden y vacía. Miré los cielos, y no había en ellos luz.

24 Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían.

25 Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido.

26 Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira.

27 Porque así ha dicho el SEÑOR: “Todo el país será desolado, aunque no lo consumiré del todo.

28 Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer ni desistiré de ello”.

29 Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas.

30 Y tú, oh devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana y te adornes con adornos de oro, aunque te agrandes los ojos con pintura, en vano te embelleces. Tus amantes te despreciarán; lo que ellos buscan es tu vida.

31 Porque oí una voz como de mujer que tiene dolores de parto, angustia como de primeriza. Es la voz de la hija de Sion que gime y extiende sus manos, diciendo: “¡Ay de mí, pues mi alma desfallece ante los asesinos!”.

CAPÍTULO 4

1. Verdadero arrepentimiento y lo que significa ( Jeremias 4:1 )

2. Sonó la alarma: viene el juicio ( Jeremias 4:5 )

3. La condenación del pueblo rebelde ( Jeremias 4:14 )

4. La desolación de la tierra de Israel a través del juicio ( Jeremias 4:23 )

Jeremias 4:1 . Un regreso debe ser un regreso a Él, Jehová; cualquier cosa menos es insuficiente. Sus abominaciones deben ser juzgadas y descartadas. Cada regreso de los reincidentes debe ser de la misma manera: un verdadero regreso al Señor con la confesión del pecado, el juicio propio y el abandono del mal. La circuncisión del corazón significa regeneración.

(Ver Jeremias 31:31 y Ezequiel 36:26 .)

Jeremias 4:5 . Este es el primer anuncio definitivo del juicio venidero del norte, que Jeremías había visto en la visión de la olla hirviendo hacia el norte (capítulo 1). El león que viene, el destructor de los gentiles, que asola la tierra, es Nabucodonosor, rey de Babilonia. Es una descripción muy vívida del juicio que se aproxima.

Jeremias 4:10 no significa que Jeremías esté reprochando al Señor haber engañado al pueblo. Jeremías no predicó la paz, pero sí lo hicieron los falsos profetas. Vinieron y hablaron en el nombre de Jehová, para que hubiera paz; y Jehová permitió como juicio a estos profetas, y el mensaje de estos profetas. Y así fueron engañados.

Jeremias 4:14 . La condenación de Jerusalén y Judá está sellada; no puede haber escapatoria. Sus caminos y sus obras atrajeron todo sobre ellos. Y cuando Jeremías lo oye de labios del Señor, estalla en un lamento: “¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duele el corazón. Mi corazón hace ruido en mí; No puedo callar, porque tú has oído, alma mía, el sonido de la trompeta, la alarma de la guerra ”.

Jeremias 4:23 . Entonces el profeta tiene una visión de lo que sucederá en la tierra de Israel, cuando el juicio amenazado arriba haya pasado sobre ella. La invención no bíblica y las enseñanzas malvadas del adventismo del séptimo día aplican este pasaje a toda la tierra y enseñan que cuando el Señor venga, toda la tierra será devastada.

Como Isaías 24:1 , solo la tierra de Israel está a la vista. No debe pasarse por alto que el Señor dijo: “Toda la tierra será desolada; pero no llegaré a un final completo ". Esta es la esperanza de Israel.

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