Jeremias 6:1-30

1 “Oh hijos de Benjamín, huyan de en medio de Jerusalén y toquen la corneta en Tecoa. Levanten señales de humo sobre Bet-haquérem, porque del norte se ve venir el mal y el gran quebrantamiento.

2 “Como una deleitosa pradera es la hija de Sion.

3 Hacia ella vienen los pastores con sus rebaños. Alrededor de ella ponen sus tiendas; cada cual apacienta en su lugar”.

4 ¡Hagan guerra santa contra ella! ¡Levántense y subamos a mediodía! ¡Ay de nosotros, porque el día va declinando, y se extienden las sombras del anochecer!

5 ¡Levántense, subamos de noche y destruyamos sus palacios!

6 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “¡Corten sus árboles y levanten un terraplén contra Jerusalén! Esta es la ciudad que ha de ser castigada. Todo en ella es opresión.

7 Como la cisterna preserva frescas sus aguas, así ella preserva fresca su maldad. En ella se oye hablar de violencia y destrucción; continuamente hay enfermedad y heridas en mi presencia.

8 Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti; no sea que yo te convierta en desolación, en tierra no habitada”.

9 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Al remanente de Israel lo rebuscarán como a una vid. Como un vendimiador, vuelve tu mano a las ramas”.

10 ¿A quién tengo que hablar y amonestar para que oigan? He aquí que sus oídos están sordos, y no pueden oír. He aquí que la palabra del SEÑOR les es afrenta, y no la desean.

11 Por tanto, estoy lleno de la ira del SEÑOR; cansado estoy de contenerme. “¡Derrámala sobre el niño en la calle, y sobre el círculo de los jóvenes! Porque tanto el marido como la mujer serán apresados, y el anciano con el lleno de días.

12 Sus casas serán traspasadas a otros; asimismo, sus campos y sus mujeres, dice el SEÑOR. Porque extenderé mi mano contra los habitantes del país,

13 pues desde el menor hasta el mayor de ellos, cada uno persigue las ganancias deshonestas. Desde el profeta hasta el sacerdote, todos obran con engaño

14 y curan con superficialidad el quebranto de mi pueblo, diciendo: ‘Paz, paz’. ¡Pero no hay paz!

15 “¿Acaso se han avergonzado de haber hecho abominación? ¡Ciertamente no se han avergonzado, ni han sabido humillarse! Por tanto, caerán entre los que caigan; en el tiempo en que yo los castigue, tropezarán”, ha dicho el SEÑOR.

16 Así ha dicho el SEÑOR: “Deténganse en los caminos y miren. Pregunten por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y anden en él; y hallarán descanso para sus almas”. Pero ellos dijeron: “¡No andaremos en él!”.

17 “También puse sobre ellos centinelas que dijeran: ‘¡Escuchen el sonido de la corneta!’. Pero dijeron: ‘No escucharemos’.

18 Por tanto, oigan, oh naciones; y conoce, oh congregación, lo que les sucederá.

19 Escucha, oh tierra: He aquí, yo traigo sobre este pueblo el mal, el fruto de sus pensamientos. Porque no atendieron a mis palabras; y en cuanto a mi ley, la han desechado.

20 “¿De qué vale que me traigan este incienso de Saba y caña aromática de tierra lejana? Sus holocaustos no son aceptables ni sus sacrificios son de mi agrado.

21 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR, he aquí que yo pongo tropiezos a este pueblo, y caerán en ellos los padres junto con los hijos; el vecino y su prójimo perecerán”.

22 Así ha dicho el SEÑOR: “He aquí que viene un pueblo de la tierra del norte; una gran nación se despertará en los confines de la tierra.

23 Empuñan el arco y la lanza. Son crueles; no tienen misericordia. Su estruendo resuena como el mar. Montan a caballo y como un solo hombre se disponen para la batalla contra ti, oh hija de Sion”.

24 Oímos de su fama, y nuestras manos se debilitaron. La angustia se apoderó de nosotros, dolor como de mujer que da a luz.

25 No salgas al campo ni vayas por el camino; porque la espada del enemigo y el terror están por todas partes.

26 Oh hija de mi pueblo, cíñete de cilicio y revuélcate en ceniza. Haz duelo como por hijo único, llanto de amargura; porque súbitamente vendrá sobre nosotros el destructor.

27 “Te he puesto en la torre como un centinela en medio de mi pueblo. Conoce, pues, y observa el camino de ellos.

28 Todos ellos son de lo más obstinados y andan calumniando. Son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.

29 El fuelle sopla, y el plomo es consumido por el fuego. En vano se esfuerza el fundidor, pues los malos no se desprenden.

30 Los llaman Plata Desechada, porque el SEÑOR los ha desechado”.

CAPÍTULO 6

1. El llamado a los hijos de Benjamín ( Jeremias 6:1 )

2. Corrupción y juicio merecido ( Jeremias 6:9 )

3. El profeta se dirigió ( Jeremias 6:27 )

Jeremias 6:1 . Se exhorta a los hijos de Benjamín a huir en busca de seguridad a causa del mal del norte. Probablemente había entre los benjamitas hombres temerosos de Dios. Aquellos que atendieron la llamada huyeron y escaparon. Es un mensaje de advertencia que sigue: “Sé instruido, oh Jerusalén, deja que mi alma se aparte de ti; para que no te haga desolación, tierra deshabitada ”. Pero no le hicieron caso.

Jeremias 6:9 . No oyeron porque tenían oídos incircuncisos, ni se deleitaron en la Palabra del Señor. ¡Cuán cierto es esto hoy en día de la gran masa de cristianos profesantes! El Señor ya no refrenará más Su furor; Él lo derramará sobre ellos. La codicia, el amor al dinero, como lo es en nuestros días, era la pasión controladora.

Profeta y sacerdote obraron falsamente; su único mensaje, como el único mensaje del profeta y sacerdote hoy, era paz, paz, cuando no había paz. Luego, una vez más se anuncia el juicio del norte ( Jeremias 6:18 ).

Jeremias 6:27 . En el párrafo final de este capítulo, el Señor le habla íntimamente al profeta. Se anima y se fortalece. Está configurado como torre y como fortaleza. ¡Qué posición de honor! Que podamos considerarlo como somos como Su pueblo creyente rodeado por el diluvio de la apostasía; que también nosotros estamos llamados a ser torre y fortaleza.

Continúa después de la publicidad