Y David dijo al sacerdote Ahimelec: El rey me ha mandado un negocio, y me ha dicho: Nadie sepa nada del negocio a donde te envío, ni lo que te he mandado; y he señalado [mis] siervos a tal y tal lugar.

(b) Estas debilidades que vemos en los santos de Dios, nos enseñan que nadie tiene su justicia en sí mismo, sino que la recibe de la misericordia de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad