Por tanto, la ira del SEÑOR se encendió contra Amasías, y le envió un profeta, que le dijo: ¿Por qué buscaste a los dioses del pueblo, que no podían librar a su propio pueblo de tu mano?

(m) Demuestra que todo lo que no puede salvarse a sí mismo ni a su adorador no es dios sino un ídolo.

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