Pero cuando se hizo fuerte, su corazón (i) se enalteció hasta la perdición, porque se rebeló contra el SEÑOR su Dios, y entró en el templo del SEÑOR para quemar incienso sobre el altar del incienso.

(i) Así, la prosperidad hace que los hombres confíen en sí mismos y, olvidándose de quien es el autor de ella, procuran su propio castigo.

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