Entonces les escribió una carta por segunda vez, diciendo: Si sois míos, y si queréis escuchar mi voz, c) tomad las cabezas de los varones hijos de vuestro señor y venid a mí para Jezreel mañana esta vez. Los hijos del rey, que eran setenta personas, estaban con los grandes de la ciudad que los criaron.

(c) Dios, como juez justo, castiga a los hijos malvados de padres malvados hasta la tercera y cuarta generación.

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