Y al cabo de diez días, sus semblantes parecían más rubios y más gordos de carne que todos los niños que comieron la ración de la carne del rey.

(q) Esta alimentación desnuda y también la de Moisés, cuando huyó de la corte de Egipto, declara que debemos vivir con la sobriedad a la que Dios nos llama, teniendo en cuenta que él nos hará más provechoso que todos los manjares delicados: porque solo su bendición es suficiente.

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