Y dondequiera que habitan hijos de los hombres, bestias del campo y aves del cielo, él lo ha entregado en tu mano, y te ha puesto por señor sobre todo. Tú [eres] (r) esta cabeza de oro.

(r) Daniel omite el reino de los asirios, que fue antes del babilónico, tanto porque no era una monarquía ni un imperio general, y también porque declararía las cosas que habían de venir, hasta la venida de Cristo, por el consuelo de los elegidos entre estas maravillosas alteraciones. Y llama al reino de Babilonia la cabeza de oro, porque con respecto a los otros tres, era el mejor y, sin embargo, era perverso y cruel en sí mismo.

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