(n) [Porque] cuando los hube traído a la tierra, [por] que alcé mi mano para dársela, ellos vieron todo monte alto y todos los árboles frondosos, y ofrecieron allí sus sacrificios, y allí presentaron la provocación de su ofrenda; allí también hicieron su olor grato, y derramaron allí sus libaciones.

(n) No solo en el desierto, cuando los saqué de Egipto, sino desde que los puse en esta tierra: lo cual declara cuán apresurado está el corazón del hombre a la idolatría, ya que no se le puede hacer retroceder por amonestaciones.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad